Primavera en Casa Lamarca
Entregar el diseño de nuestro parque era una decisión importante; sabíamos que quien lo tomara debía entender la historia inmersa en sus caminos y el importante rol de la casona.
Hace 28 años que Cecilia Rencoret y Carla Rüttimann se dedican a la arquitectura y paisajismo, y fueron ellas las encargadas de darle vida al antiguo parque. Cuando les preguntamos qué les pareció la invitación a diseñarlo nos contaron: “El proyecto nos pareció atractivo porque era rescatar un parque antiguo que rodeaba una casona ubicada en el Valle Central de Chile”. Nada más que decir y se pusieron manos a la obra.

Sobre este desafío de darle vida a nuestro parque, además de diseñar de forma inteligente los espacios de tránsito y de estar, fue lo que conversamos con ellas.
¿Con qué se encontraron cuando vieron el parque por primera vez?
Cuando llegamos al lugar lo que más nos sorprendió fue la vegetación existente, que casi no permitía visualizar la arquitectura del edificio. Por esa razón, lo primero que hicimos fue despejar, limpiar los matorrales y rescatar los árboles antiguos que estructuraban el antiguo parque, del cual no quedaba mucho.
Cuando apareció la casona en su esplendor, el equipo de Casa Lamarca la rescató e inmediatamente la idea principal se convirtió en construir un relato en su entorno, que ayudara a rememorar su historia.

¿Cómo pensaron el proyecto del parque?
Lo pensamos como los jardines que en general acompañan a las casas tradicionales chilenas de esta zona: partimos por diseñar un jardín central ornamental que le diera una plataforma a la casona y una vista que permitiera destacarla.
Este centro lo pensamos acompañado en su perímetro por plantaciones frutales y de viñedos que le dieran este carácter de campo infinito que tienen estas casas que están aisladas a través de plantaciones.
¿Qué especies se usaron?
El jardín ornamental parte por un diseño de un damero donde se puede pasear, con la fuente de agua en el centro con un diseño mucho más moderno. Usamos una combinación de lavanda y rosas, que son plantas ornamentales con un colorido bastante atípico de lo que eran las flores en el campo.
A su alrededor acompañan bosques de paseo donde plantamos secuoyas a un lado, y al otro mantuvimos los robles americanos que había, además de plátanos orientales. También intensificamos la plantación de peumos y quillayes, que son totalmente nativos.
¿Y más cerca de la casona?
En la llegada a la casa, en los espacios de transición, también se plantaron lavandas con rosas y verónicas, una mezcla de tulbaghia blanca con polígono –que son rastreras– en vez de pasto. Las zonas de pasto quedaron en algunos sectores para las actividades de estar debajo de los árboles.
